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18 de junio de 2025 | 15:41Restos fósiles confirman que la extinción de la megafauna aún afecta a especies vegetales en Chile
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Un estudio internacional liderado por el investigador Erwin González entrega evidencia que respalda una teoría ecológica de 1982, al demostrar que la desaparición de animales como los gonfoterios interrumpió la dispersión de semillas de varios árboles, hoy en riesgo de extinción.
Un equipo científico encabezado por el Dr. Erwin González Guarda, académico de la Universidad de O’Higgins y del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, descubrió nuevas evidencias que confirman la llamada Hipótesis de los Anacronismos Neotropicales. Esta teoría, planteada en 1982 por Daniel Janzen y Paul Martin, sostiene que muchas plantas de América evolucionaron frutos grandes y carnosos para atraer a grandes mamíferos, como los mastodontes o perezosos gigantes, que ayudaban a dispersar sus semillas.
La investigación, publicada en la revista Nature Ecology and Evolution, analizó restos fósiles de gonfoterios —un grupo de mastodontes extintos— encontrados en distintos puntos del país, desde Los Vilos hasta Chiloé. En particular, casi la mitad de las muestras provino del antiguo Lago Tagua Tagua, en la Región de O’Higgins.
Para reconstruir la dieta y hábitat de estos animales, los científicos aplicaron técnicas como el análisis de isótopos estables, el estudio del microdesgaste dental y el análisis del cálculo dental. Los resultados mostraron que los gonfoterios habitaban en bosques similares a los actuales y consumían una dieta variada, incluyendo hojas, ramas y frutos grandes.
Según explicó el Dr. González, estos animales recorrían grandes distancias y actuaban como eficaces dispersores de semillas a través de sus deposiciones. Su desaparición hace unos 10.000 años interrumpió ese rol ecológico, dejando a muchas plantas dependientes de estos animales sin un mecanismo natural para expandirse. En Chile, algunos ejemplos de estas especies son la palma chilena, presente entre Valparaíso y Coquimbo, y el queule, en la Región del Maule.
Una vez confirmada la frugivoría en los gonfoterios chilenos, el equipo buscó establecer si su extinción dejó consecuencias visibles en la flora actual. Bajo ese marco, plantearon que los árboles con frutos megafaunales tendrían hoy mayor riesgo de desaparecer en ecosistemas donde no existen animales que puedan cumplir su función dispersora.
Para verificar esta hipótesis, compararon el nivel de amenaza de este tipo de especies vegetales en distintas regiones de América. El análisis reveló que, en el centro de Chile, los árboles que dependían de la megafauna enfrentan un mayor nivel de vulnerabilidad que en zonas tropicales donde aún habitan mamíferos de gran tamaño como tapires o monos.
El estudio, además de aportar evidencia empírica a una teoría con más de cuatro décadas de antigüedad, plantea la importancia de considerar procesos ecológicos ya extintos para comprender los desafíos actuales de conservación de la biodiversidad en Sudamérica.